La planificación es importante.
Es la base de cualquier economía próspera y lo que garantiza que la gente tenga lo que necesita a un precio razonable.
Sin embargo, existe una delgada línea entre la planificación como medio para garantizar una distribución eficiente y justa de bienes y servicios, y la planificación como un fin en sí mismo: una forma de controlar todos los aspectos de la vida bajo el pretexto de la igualdad o la justicia para todos.
En este artículo analizaremos cómo algunos países han intentado implantar economías planificadas controlando los precios con cupones de racionamiento para evitar la inflación o la escasez.
En la Unión Soviética existía una economía planificada.
La Unión Soviética fue un país comunista y uno de los primeros en tener una economía planificada.
La Unión Soviética estaba dirigida por el Partido Comunista, que se propuso crear una economía capaz de producir alimentos y bienes suficientes para todos los habitantes del país.
Creían que esto sólo podría lograrse si todos los recursos eran controlados por el Estado y utilizados para fines nacionales en lugar de para el beneficio privado.
Después de la Segunda Guerra Mundial, Stalin ordenó a los funcionarios de su gobierno que se deshicieran de lo que él llamaba «kulaks», que eran agricultores que poseían tierras o ganado fuera de su familia inmediata (kulak significa «puño» en ruso).
Stalin les obligó a abandonar sus propiedades y a trabajar en granjas colectivas, donde cobraban salarios bajos en condiciones muy duras.
Los obreros y campesinos no recibían dinero por su trabajo.
La Unión Soviética era una economía planificada.
Esto significa que el gobierno planificaba la cantidad que se produciría de cada producto y decidía lo que se pagaría a los obreros y campesinos por su trabajo.
En este sistema, a los trabajadores no se les pagaba en metálico, sino con alimentos y otros artículos de primera necesidad.
Este tipo de pago se llamaba «compensación» o «pagos compensatorios».
Se trataba esencialmente de un trabajo forzado que no permitía la escasez ni la inflación porque los precios los fijaba el gobierno, por lo que era imposible ganar más dinero que la cantidad de compensación asignada mediante el aumento de la productividad o la eficiencia en el trabajo (sólo se podía aumentar la producción si alguien flojeaba).
Su producto se recogía y se vendía a un precio fijo.
El gobierno fija el precio al que se venden los productos.
No hay pérdidas ni ganancias, y el precio lo fija el gobierno y solo se puede comprar con cupones de racionamiento.
Los precios de los productos estaban determinados por el gobierno y sólo se podían comprar con cupones de racionamiento.
En la antigua Unión Soviética, los precios los fijaba el gobierno y sólo se podían comprar con cupones de racionamiento.
Estos cupones se entregaban a los individuos en función de sus necesidades.
El gobierno distribuía estos cupones a través de diversas agencias y organizaciones, como escuelas u hospitales.
El precio de los productos se fijaba en función de estos cupones; sin embargo, no estaba vinculado a ninguna moneda; por ejemplo, una barra de pan podía costar 10 kilogramos de grano en lugar de 1 dólar estadounidense.
Este sistema no permitía la escasez ni la inflación porque los precios los fijaba el gobierno.
En una economía planificada, el gobierno controla la producción y la distribución de bienes y servicios.
El gobierno fija el precio al que pueden venderse estos artículos, lo que significa que los precios no están determinados por la oferta y la demanda.
En este sistema, no había escasez ni inflación porque los precios los fijaba el gobierno.
El gobierno podía controlar la inflación modificando el precio de los bienes y servicios; por ejemplo, si había demasiado dinero en circulación (inflación), podía subir los precios para que la gente gastara menos dinero en otras cosas, como comida o ropa, hasta que todo volviera a equilibrarse con menos dinero circulando en la sociedad en general.
La planificación es importante, pero no queremos perder la libertad de comprar lo que necesitamos o deseamos.
La planificación es importante porque nos ayuda a tomar decisiones. La planificación es importante porque nos ayuda a ser eficientes y eficaces.
La planificación es importante porque nos ayuda a ser organizados y productivos.
Los planes se crean para alcanzar objetivos concretos, lo que significa que siempre hay que hacer concesiones en el proceso de planificación: ¿Quieres más tiempo con tu familia o más dinero? ¿Quiere una casa grande o un coche pequeño?
La respuesta puede depender tanto de sus valores como de sus circunstancias, y a veces incluso del día de la semana que sea.
Conclusion
Hemos aprendido que la planificación es una parte importante de cualquier economía.
La planificación nos permite asegurarnos de que hay suficientes bienes y servicios disponibles para todos los miembros de la sociedad.
Sin embargo, ¡tampoco queremos perder nuestra libertad de comprar lo que necesitamos o queremos cuando lo necesitamos!
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