Ser padre es un trabajo difícil, y es aún más duro cuando tienes un padre estricto. Los que hemos sido criados por padres estrictos, a veces deseamos que nuestros padres hubieran sido más indulgentes con nosotros.
Pero ser criado por un padre firme pero justo tiene muchas ventajas. He aquí algunos pros y contras de la paternidad estricta:
Un niño que se siente amenazado por un padre estricto tiene más probabilidades de volverse excesivamente obediente o rígido que independiente.
Si usted es un padre estricto, es importante recordar que su hijo puede sentirse amenazado por sus normas.
Esto puede dar lugar a un comportamiento excesivamente obediente o rígido en su hijo.
Un niño demasiado obediente puede tener problemas para tomar decisiones en el futuro y no aprender a resolver conflictos de forma pacífica.
Un niño rígido también tendrá dificultades para resolver conflictos pacíficamente y puede ser incapaz de adaptarse cuando las cosas no salen según lo previsto.
La crianza estricta puede hacer que algunos niños se sientan ansiosos y temerosos, o que se vuelvan depresivos o retraídos.
Los padres estrictos pueden hacer que algunos niños se sientan ansiosos y temerosos, o que se depriman o retraigan.
El miedo a decepcionar a los padres es frecuente entre los niños que tienen padres estrictos.
Si no cumples las expectativas de tus padres, es posible que te castiguen gritándote o burlándose de tus errores delante de los demás (por ejemplo, diciéndole a todo el mundo en la fiesta de cumpleaños de la abuela que no le gusta el jersey que le ha regalado).
Esto puede hacer que los niños que crecen con padres estrictos sientan que siempre tienen algo que demostrar: que sus acciones importan más que ser ellos mismos, porque todo lo que hacen se refleja en el conjunto de la familia.
Otra fuente común de ansiedad entre los niños criados bajo normas estrictas es el miedo a ser castigados si las incumplen (o incluso si las cuestionan).
El castigo puede consistir en regañarles durante todo el día hasta la hora de la cena; quitarles privilegios, como salir a la calle después del colegio hasta nuevo aviso; castigarles durante semanas hasta que ya no queden días antes de que empiecen las vacaciones de verano del año que viene…
Los niños que suelen recibir azotes o castigos severos tienen pocas probabilidades de aprender a resolver los conflictos de forma pacífica y sin violencia.
Las investigaciones son claras: los niños que reciben azotes o castigos severos tienen más probabilidades de volverse iracundos y agresivos.
También es menos probable que aprendan a resolver los conflictos de forma pacífica, lo que puede conducirles a comportamientos violentos en la edad adulta.
Los padres rígidos tienden a dar más importancia a las normas que a los valores, lo que hace que los niños se sientan controlados y tengan dificultades para tomar decisiones en el futuro.
Los padres rígidos tienden a dar más importancia a las normas que a los valores, lo que hace que los niños se sientan controlados y tengan dificultades para tomar decisiones en el futuro.
El primer paso es que los padres hablen de sus propios valores con sus hijos.
Por ejemplo, si usted valora el respeto a los demás y la honradez, puede enseñarles estos valores modelándolos usted mismo.
No tiene por qué ser siempre perfecto; en lugar de eso, demuéstrele a su hijo que nadie es perfecto, pero que todos cometemos errores a veces y aprendemos de ellos… ¡y volvemos a intentarlo! Hacer preguntas como «¿Qué te parece?» o «¿Cómo manejarías tú esta situación?» ayuda a los niños a desarrollar su capacidad de pensamiento crítico.
También fomenta la cooperación porque promueve la comunicación abierta entre padres e hijos en lugar de limitarse a dar órdenes o castigos sin explicar por qué esos comportamientos están mal (o bien).
Los padres rígidos suelen tener expectativas poco realistas de sus hijos, lo que hace que éstos se sientan infravalorados e inadecuados.
Los padres pueden ser muy rígidos sobre lo que esperan de sus hijos. Pueden creer que todos los niños deben comportarse de una determinada manera y rendir al mismo nivel, pero esto no siempre es posible.
Los padres deben entender que cada niño es único y tiene necesidades, intereses y capacidades diferentes.
Es importante que los padres sean flexibles para no fijar objetivos poco realistas a sus hijos ni someterlos a demasiada presión (es decir, hacerles sentir inadecuados).
En lugar de comparar a tu hijo con otros niños, asegúrate de establecer expectativas realistas basadas en sus propias capacidades e intereses.
Es importante que los padres encuentren un equilibrio entre la disciplina que da libertad a los niños y la disciplina que les permite convertirse en adultos felices.
Es importante que los padres encuentren un equilibrio entre la disciplina que da libertad a los niños y la disciplina que les permite convertirse en adultos felices.
Los niños necesitan saber lo que se espera de ellos, pero también necesitan libertad para tomar sus propias decisiones y aprender de sus errores.
Los padres deben poner límites a sus hijos y asegurarse de que los respetan, pero al mismo tiempo deben darles la oportunidad de convertirse en adultos felices capaces de tomar buenas decisiones por sí mismos.
Conclusion
En última instancia, la crianza estricta es un estilo que puede resultar muy eficaz para algunos niños.
Sin embargo, es importante que los padres recuerden que el objetivo no es sólo la disciplina, sino también la felicidad. Si tienes problemas con la crianza rígida y quieres ayuda para superar sus escollos, no dudes en ponerte en contacto con nosotros.
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